El Suceso de Atilano

El Suceso de Atilano - Campillo de Llerena

"Así empieza" "Telera" coge la tajaera, el muchacho le da con el macho. Entra "Fatiga", salta la tajaera y se le clava en la barriga. Pasó el accidente y empezó a venir gente. Los operarios del taller subieron a to' meter. En seguida dieron parte a todos los de su arte. El primero fue "El Cartero". La oficialidad de "Ferronis", se abrieron paso a empujones. Entre "Regalao" y "El Cano" lo atan de pies y manos y con la ayuda de "El Lobo" le donan un buen sobo. Juan, "Tocino" y Benjamín, van por vendas al botiquín; mientras tanto, en la herida, le metieron el mandil. Fue tapado con un hule que llevó el "Maestro Fule". Más rápido que un tiro, se presentó don Casimiro. Con el agua del pilón, le pondrán una inyección, que como mucho hierro tiene es cosa que le conviene. Haciendo un gran esfuerzo lo sujetan por el pescuezo y se la ponen por fin ayudados por Benjamín. Como de jeringa no disponen, con la alcuza se la ponen. La hemorragia se le corta y así no se pasaporta. Como no era cosa de ganga, se personó "El Cojo Manga". "Perra Gorda" en el rodeo es avisado por Domingo "El Correo" y le dijo a su mujer: no me esperes pa comer, que ha ocurrío un accidente en casa de nuestro pariente según murmura la gente. Cuando entra "Perra Gorda" todos se quitan la gorra. Amador Sayavera, en Retamal, también es mandado llamar. Al "Cano de Joaquín" le mandaron a decir: si quieres verlo con vida, preséntate en seguida. A "Frasco Cuerno", hombre casao, no lo llaman al guisao. Mientras tanto a "Fatiga" le vendaron la barriga. (Telera echa a los niños fuera). Entre el "Cojo Manga" y "Cesario", lo llevaron al dispensario. El traslado se hizo en la hamaca que llevó "Quico Taca". Cuando éstos iban pasando todos se quedaban mirando y a los niños excusaos les pegaba "Regalao". "El Cojo Manga" garleando (1), le pide ayuda a Fernando. Si es que vas tan cansao, le dijo "El Cano": que lo coja "Regalao" que para eso es su hermano. En la puerta de Manolo, si no hacen el relevo, lo quedan solo. Con la ayuda de "Telera" suben la escaleras. Como el herido pesa, lo ponen sobre la mesa. Don Casimiro, arremangao, destapa al accidentao. El bueno del "Maestro Fule" hacen un rollo con su hule. El médico se quedó como la paja avena de flojo cuando vio la tajaera, que estaba metía hasta el ojo. Todos los presentes daban diente con diente. Lo duermen, entre otras cosas, con vino de Esparragosa. Don Casimiro se lanza y le dan con yodo en la panza. El garabato de un candil, sirve pa sacar el mandil, que aunque sale arrugao, lo recoge "Regalao". El bisturí de don Casimiro, se lo hizo Teodomiro (2), y con esa herramienta, por poco lo revienta. Le saca la tajaera que sin limpiarla siquiera, se la guarda "Telera" en su amplia faldiquera. Lo difícil del asunto es poderle dar los puntos. Luego lo empieza a coser con una aguja de red, y con pelos de "El Sacristán" le da el primer girbán. Le hace buena costura y así termina la cura. "¡Queda bien!", Don Casimiro asegura. "Segundas Partes" Después de la operación cada uno da su opinión. Procurad que no escupa, dijo Antonio el de "Chupa", que se le escapan los puntos y se nos hace difunto. "El Cartero", hombre discreto, va a descubrir un secreto y le dice al "Cano tía Justa": esta cura no me gusta, y todos los gastos paga si lo llevan a Azuaga. "El Cano" aconsejó que era mejor a Badajoz. Como la cosa está fea, otos dicen que a Zalamea. Llegó "Juanito Señoris" cantando el gori-gori y se deja decir: ¡que lo lleven a Madrid! (Mientras tanto "Telera" echaba a los niños fuera). Después de dar dinero "Juanito Señoris" es el primero, de dos hachas que he arreglao: aquí está lo que he ganao. Llorando como un muchacho se vino el "Cojo de Hornachos" "Ferronis", cuando se enteró, vino con un coche Ford. En la puerta del Dispensario, to son líos y comentarios. (A "Telera" no hay quien talle echando niños a la calle). "Fatiga" antes de verse muerto, quiere hacer su testamento. "Testamento de Fatiga" Al "Maestro Fule", mi aparcero, lo pongo el primero: la llave de los escoplos y el macho del tres ocho. Una lima y un puntero, para Fernando Pedrero. Una hojita de placa, para Francisco el de "Taca", que fue quien llevó la hamaca. El martillo que tiene roto el ojo, para mi oficial "El Cojo". Para mi oficial "El Cartero", mi petaca y mi mechero. Para "Juanito Señoris", la plantilla de los tacones. Una tenaza y la clavera, para Amador Sayavera. Al "Cojo Manga" le dejo yo la pala y el espetón. El puchero de la arena, para el buen mozo de "Telera". A "Perra Gorda", como pariente, le dejaré lo más decente: que es la piedra de esmeril, pa que se acuerde de mí. (El que esto iba apuntando era su pariente Fernando). Para que de mí no se deje de acordar, darle al "Lobo" la punta de trazar. Los machos y la terraja, me los echáis en la caja. Los fuelles, menos un macho, se los dais a los muchachos. El macho que se está desencabando, para mi pariente Fernando. El cabo que deseché de la tajaera dárselo a Francisco Sayavera. A mi pariente Enrique Rubio, la plantilla de los ubios y algotros accesorios, para el maestro Gregorio. Lo demás de la herramienta, pa mi niño que aprenda. Si algo queda en la pared, para "El Cano de Manuel". En mi cartera hay dos retratos, se los dais al "Maestro Chato". Para mi pariente Manchón, que me saque "El Vizco" ampliación. Si tengo tabaco en los pantalones azules, se lo dais al "Maestro Fule". Si queda papel en mi librito, que lo gaste Francisquito. La buena de mi cachumba, me la llevo hasta la tumba. Todas las hojas de sierra, vengan conmigo a la tierra. Al maestro Cesareo, mi vecino, pagarle medio litro de vino. Al carpintero Enciso, le dais mi chaleco liso y a Nemesio, su aparcero, unos cachos de fundido, que se los venda al "Gomero". Unos calzoncillos blancos, para mi pariente Palanco. Para que no se ponga como un bochinche, darle un par de calcetines a mi pariente "Churrinche". La hebilla de mi cinturón, también se la dais a Manchón y la correa, a cualquiera que sea. No poner ningún recato, para, el que de mi persona quiera un retrato. (Todos riñen a porfía, por tener una fotografía). "El Cartero", hombre sensato, también quiere otro retrato. Si todos estáis contentos, voy a firmar mi testamento. Todos estuvieron callaos. El que protestó fue "El Cano" por la herramienta de mano y murmuraba entre dientes... si me dejaras las igualas de tus clientes. Después de tomar algo de alimento, sigue "Fatiga" con sus lamentos. Por si llegara el entierro, no me dejéis como un perro, que quedo a mis hijos sin dos reales, por repartir todos mis caudales, como lo sabe "Cascales". "Fatiga" en su agonía, quiso hacer una porquería. Se presentó "El Cano" con la escupidera en la mano. En la puerta de mi Teresa, que pongan allí una mesa y encima de ella mi caja y por una de las rajas me echáis un responso de vino y luego, no muy deprisa, me lleváis todo el camino. Al llegar al cementerio, ponerse todos muy serios, que el que lleva pena consigo, no debe de reírse cuando va a enterrar a un amigo. "Se acabaron el testamento y los lamentos". "Desenlace" Como de la herida poco a poco iba sanando, llamó y le dijo a Fernando: aquel testamento que hice ya me lo puedes ir dando, que como de la herida voy a saná, de lo que dije no hay na'. Ayudao por un muchacho, hizo el testamento cachos y lo tiró a la lumbre, pa no perder la costumbre. Y desde aquella fecha pacá, tiene el pobre de "Fatiga" su barriguita vendá. "Sin pena ni gloria, así termina la historia". FIN Ricardo Rubio. Recopilado en Málaga, 1980

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