Un año más, los danzantes de Obejo volvían a deleitar a la multitud presente, al paso de su patrón, San Benito.
La semana pasada, concretamente el pasado martes, y acompañados por una jornada primaveral, la localidad cordobesa de Obejo, celebraba su romería en honor a su patrón, y durante la misma, junto al manto del santo adornado con billetes, eran los danzantes y su Bachimachía, los verdaderos protagonistas de esta fiesta, la cual aspira a ser declarada de interés turísticos de Andalucía.
Numerosos puestos de juguetes así como de artesanías, junto a las mujeres y niñas ataviadas con el traje típico de gitanas, ponían la nota de color de esta romería. Este año la crisis que nos asola se dejaba ver en el manto del patrón, el cual exhibía menos billetes y de importes más pequeños.
No obstante, la gran devoción que los fieles procesan al santo, así como la singularidad del festejo que atrae a numerosos visitantes, hacían de este acto nuevamente todo un éxito en cuanto a asistencia.
La Danza de las Espadas, en la que participan 40 personas, simboliza el arte guerrero de los pueblos bárbaros. Danzantes junto al maestro, acompañan sin parar de bailar a San Benito durante la procesión de éste hacia la ermita. El momento más esperado e impactante del baile es el conocido como patatú, en el cual los danzantes simulan ahorcar al maestro de danza con sus espadas de hierro. De este modo, la cabeza del maestro queda completamente apresada entre las espadas entrelazadas.