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IX Noche de Terror “Virus” 2011 en San Nicolás del Puerto

Las entradas podrán ser adquiridas a partir del lunes 20 de junio, y la fecha en la que se celebrará serán los días 8 y 9 de julio


La localidad sevillana de San Nicolás de Puerto se prepara para celebrar el próximo mes de julio, concretamente los días 8 y 9 de ese mes, su IX Noche de Terror, que en esta ocasión se titula “Virus”.

Desde la organización informan que las entradas para asistir a este magnífico y terrorífico acontecimiento se pondrán a la venta el próximo lunes 20 de junio, y únicamente pondrán ser adquiridas a través del teléfono 618 280 123, en horario de lunes a viernes de 09:00 a 13:00 horas. El coste de las entradas es de 6 euros, y los grupos, al igual que el año pasado, serán de un máximo de 12 personas.

Os dejamos a continuación el argumento sobre la cual versará esta edición:

VIRUS

-Hola...? Alguien… alguien puede ayudarnos? Somos un grupo de seis personas, nos escondimos aquí abajo… -

-No sé, no sé cómo empezar, todo ha sucedido tan rápido..- y a pesar de ello recuerdo el día en que empezó todo como algo ya lejano.. Soy un vecino de San Nicolás del Puerto… aquella tarde llegó Juan Manuel, Inma, José y Manoli,  algo asustados, quizá solo nerviosos. Venían por la carretera cuando les sorprendió una luz cegadora en el cielo, lo que aquello fuese cayó en el suelo, y aunque sintieron mucha curiosidad optaron por no bajar del coche y averiguar que era.

Conforme lo contaban, muchos pensamos que aquella tarde habíamos tenido  una rara sensación, como si en el ocaso del día volviese a amanecer por unos instantes … y luego… la oscuridad más intensa de lo que pudiese corresponder  Nadie se percató de las señales, aunque nos quedamos con la extraña sensación, difícil de definir. El silencio, aquel penetrante silencio, ni el canto de un solo pájaro, la atmósfera parecía haberse comprimido, todo fue quietud, pero nadie buscó una explicación y todos tratamos de volver a nuestras rutinas, intentando olvidar aquella extraña y  mala palpitación.

El ambiente enrarecido comenzó a hacerse sentir cuando Diego llegó del campo esa noche, no se encontraba nada bien, nadie,  como era lógico le dio mayor importancia. Pero a la mañana del día siguiente, se encontraba mucho peor, con fiebre muy alta, tomó medicamentos aunque la cosa lejos de remitir fue a más, y en cuestión de horas su estado era incontrolable. De forma urgente el médico local lo envió al Hospital Central en Sevilla.

Pero Diego no sería el primero. La alarma comenzó a hacerse latente, cuando a lo largo de la noche varios vecinos cayeron enfermos, aquejados también de fiebre muy alta. Un virus en el agua o un brote de gripe se pensó, la inquietud de todos cada vez era mayor y el médico se veía desbordado.

Se interrumpió el servicio de Abastecimiento de Aguas, por orden de las autoridades sanitarias y  al amanecer del día siguiente  siendo el  número de afectados bastante preocupante, y estando desbordados los servicios sanitarios y públicos, todos pensaban que la peste había vuelto y esta vez para quedarse. Fue entonces cuando nos vimos rodeados de coches del ejército y de vehículos grandes de cristales  tintados, furgonetas que aparcaron en las entradas de nuestro pequeño pueblo, Los vecinos preocupados por la salud de sus seres queridos,  que se encontraban gravemente   aquejados por las dolencias del virus. Cada vez estaban más nerviosos, intentaban buscar una explicación a todo lo que pasaba, algo quizás imposible y las  conjeturas empezaban a ser de lo más rocambolescas.

Nadie daba una explicación, Las autoridades daban el silencio por respuesta, pero de pronto de aquellos coches y furgonetas comenzaron a salir personas con trajes especiales, la gente despavorida se asomaba a las ventanas y puertas para ver que estaba pasando.  La histeria se apoderaba por momento de nuestras calles. Un grupo nos acercamos a preguntar,  a buscar explicaciones  a varios metros de aquella personas ataviadas con una especie de escafandra, nos dieron el alto y  nos pidieron que volviésemos a nuestras casas, bajo ningún concepto se nos permitiría salir, no hubo más explicaciones    pero José,   continuó avanzando y de pronto sin más,  uno de aquellos uniformados saco un arma, le dio el alto repetidas veces , José continuó,  su estado de nervios le había anulado el miedo, fue entonces cuando aquel soldado sin mediar acción intimidatoria, le disparó.  José  cayó ante nuestra atónita mirada. Todos asustados,  corrimos,  nos refugiamos donde pudimos, pero en nuestra huida pudimos ver como a  José, se lo llevaban en una especie de camilla rodeada de una gran burbuja de plástico. Nunca más volvimos a saber de él.

El pánico no  nos permitía reaccionar, Las calles se llenaron de soldados uniformados con fusiles en sus manos, no podíamos salir de nuestras casas,  no había línea telefónica ni señal de tv, estábamos incomunicados pero aquello no había hecho nada más que empezar, la peor pesadilla comenzó por la tarde noche cuando los enfermos comenzaron a supurar sangre por la piel, quizá el dolor, les hizo enloquecer. Aún tengo grabado el primer grito espeluznante que escuché…  Luego la sucesión de gritos eran insoportable se oían desgarradamente por todos, lados fue algo horrible. Lo peor llegó cuando la gente comenzó a salir de sus casas aterrorizados mientras sus seres queridos  desangrándose y volados en fiebre, con los rostros desencajados, les atacaban.

Una dantesca visión, gente huyendo de sus casas, con sus caras y cuerpos destrozados y familiares con virulenta rabia. Abrieron fuego, la masacre estaba servida  Nadie conseguía escapar, estábamos en cuarentena y los soldados o lo que aquella gente uniformada fuera, abrían fuego contra todo aquel que trataba de salir del pueblo.

Solo unos pocos pudimos escapar por la rivera en mitad de la noche, en silencio y con el miedo metido en el cuerpo escuchábamos los gritos, los gruñidos, los disparos.. y algo más.

Entre las sombras pudimos observar movimientos extraños crujidos de ramas y luces tenues, no alcanzo a definir bien que era aquello. De algo estábamos seguros, nos encontrábamos rodeados y solos en la oscuridad… Los momentos de angustia, terror y pánico  continuaron.  Comenzamos a correr, Juan Manuel se quedó atrás, todos gritábamos para que corriera pero de repente dejamos de verlo y vimos como era succionado por algo, algo monstruoso, indefinible. Entonces fue cuando vimos  a Manoli, atacada por un vecino, su pus y sus llagas llenaban su cara, Manoli gritaba. Dios  aun los tengo grabados en mi cabeza, no puedo quitármelos. Fue algo horrible.

Tal era nuestra desesperación, corrimos, corrimos y sin saber cómo nos encontramos junto a los  túneles de acceso a  los sótanos de la antigua fábrica de la luz, en el Martinete. Y aquí continuamos, no nos atrevemos a salir. No sabemos si es de día o de noche. No creo que haya nadie escuchándome, solo tenemos esta radio portátil. Alguien nos oye..? ¿Qué está ocurriendo? Solo sabemos que algo pasó y provocó una enfermedad virulenta, suponemos que el ejército o científicos fueron alertados y nos encerraron como a ratas.

Los gritos han cesado ¿no?, ¿Alguien puede oírnos……. Oh diosssss!!!!  Inma  cada vez está peor empieza a supurar y a mostrarse agresivo… ¡¡¡¡¡¡Necesitamos ayuudaaaa!!!

Enviado por:

CampiTur.com

03/06/2011

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