A la hora de crear productos turísticos que atraigan en el interés del viajero, la imaginación no entiende de límites. Es el caso de la matanza de cerdo en Extremadura, concretamente suelen ser matanzas didácticas.
Y esto no es algo que deba extrañar, ya que nuestra tierra es bien conocida por la gran calidad de nuestros cerdos ibéricos y de nuestros productos: jamones, lomos, chorizos y salchichones… Además, a esto hay que añadir que precisamente la matanza es una de las pocas tradiciones populares que continúan arraigada en el pueblo.
La matanza se suele llevar a cabo durante los meses de invierno, más concretamente en noviembre, diciembre o enero. La elección de estas fechas no es algo aleatorio, sino todo lo contrario. Durante estos meses predomina el ambiente frío y la intensas heladas, lo cual propicia el entorno idóneo para que los productos obtenidos puedan ser almacenados alcanzando así el estado preciso para ser consumido con posterioridad.
El cerdo ha sido engordado durante todo el año y justo antes de su sacrificio, se procede a lo que conocemos como “la montanera”, esto es, es la época durante la cual el animal puede consumir la bellota y correr por el campo libremente.
Por lo general, las Matanzas didácticas que se realizan en la Campiña Sur, no supone la participación directa de los vecinos ni de los visitantes, es decir, no participan ni en sacrificio ni en el vaciado de los animales, siendo los responsables de etas acciones personas experimentadas.
Lo que si suelen incluir son talleres gastronómicos a través de los cuales se enseña a los visitantes a despiezar, picar, adobar, embudar y curar todos los productos del cerdo. Además, la jornada va acompañada de exquisitas degustaciones y acompañado del tradicional vino de pitarra extremeño y aguardientes caseros de nuestra zona.