El campo extremeño y quienes viven de él, miran al cielo de forma desesperada. La sequía se ha instalado en nuestras dehesas y amenaza con revivir épocas pasadas que muchos de nosotros habíamos olvidado.
Entre otras consecuencias, la ausencia de lluvias (según Meteorología el año hidrológico de ha cerrado con un déficit medio de 50% en la región y de un 60-65% en determinadas zonas) puede echar por tierra una excepcional campaña de bellotas. Si no llueve en 15 días de forma normal la montanera extremeña estará tocada.
Al elevado coste de los piensos necesarios para el engorde de los cerdos, con la sequía se complican aún más las cosas para los ganaderos, aunque no son los únicos afectados. Los productores de aceitunas también están inquietos, hay muchas en los olivos pero carecen del peso suficiente que únicamente llegan a alcanzar con el agua otoñal. Además, el agua es fundamental para que aparezcan los pastos verdes imprescindibles para la alimentación final del cerdo ibérico.
Es tradición mirar a la Feria Internacional Ganadera de Zafra para saber cómo irá la campaña, si llueve durante la misma la campaña será buena, siendo esto el “termómetro” de todos los años. Pues bien, el martes pasado fue San Miguel y en Zafra no llovió.
Así pues todos miramos hacia el cielo, esperando que tenga clemencia y nos obsequie con mucha agua para nuestros campos.