Lo que antes era un negocio para pocos ahora son demasiados los que quieren participar. Academias privadas, ayuntamientos, organizaciones de empresarios y sindicatos, son algunos de los sectores que actualmente se disputan dar los cursos del plan FIP (formación e inserción profesional), y es por ese motivo por el cual los centros privados se manifestaron ayer alegando que son 1.500 empleos los que están en peligro.
Fueron unas 150 las personas integrantes de la Asociación de Centros de Formación de Extremadura las que se dieron cita ayer en Mérida, donde pedían la repartición más justa de los cursos ya que antes se llevaban el 80% y ahora sólo la mitad. El resto va para los ayuntamientos, además de para sindicatos y empresarios.
Al amparo de estos cursos, nacieron muchos centros privados, actualmente son 250 los que forman parte de la asociación regional; pero al no subir el presupuesto FIP y haber tantos pretendientes, no hay suficiente para todos.
Al haber aumentado el módulo o coste por alumno, el número de cursos se ha visto disminuido; contando con el mismo presupuesto y teniendo en cuenta que cada plaza cuesta más, la cantidad de curso sufre un descenso. Un curso de 15 alumnos y con duración de 4 meses, tiene un presupuesto medio de 25.000 euros.
Fernando Valbuena, presidente de la asociación de centros, sostiene que la Junta está financiando a los ayuntamientos de esta manera. «No se está defendiendo a la formación, sino un interés partidista ya que ayuntamientos y asociaciones diversas están recibiendo un dinero que debe ir a los parados para que se formen mejor y obtener una mayor cualificación».
Juan Parejo, diputado regional del PP, pide un acuerdo a cuatro bandas de Junta con academias, municipios, sindicatos y empresarios, y que se corte el «favoritismo» hacia los ayuntamientos socialistas.
Pilar Lucio, consejera de Igualdad y Empleo, advierte que va a seguir adelante en la exigencia de un protocolo de calidad a los centros privados de formación.
La Sociedad de Gestión Pública de Extremadura manifestó ayer que subcontrata todo lo que puede (ahora está con cursos de energía renovable) con las privadas pero siempre que la oferta esté al servicio del usuario dentro de una calidad. «Se puede trabajar conjuntamente desde lo público con lo privado».
