A diferencia de lo que pueda parecer, la trágica historia de Las Mercedes no ha estado sumida en un largo letargo habiendo sido despertada hace relativamente poco. Para ser más específicos, en el año 2007 cuando la empresa cazatesoros estadounidense Odyssey recuperó del fondo del mar el rico tesoro que la enigmática embarcación albergaba.
Hace ya mucho, mucho tiempo, una mujer, la llerenense Antonia Zambrano Jaraquemada, fue la encargada de mantener viva esta historia en la memoria de sus hijos y nietos, sin dejar de lado en ningún momento a la persona que más salió perdiendo en aquel trágico suceso, el almirante Diego de Alvear.
A Diego de Alvear, marino desde muy pequeño, le fue encomendada la complicada tarea en 1775 de delimitar las fronteras hispano portuguesas en la parte meridional de Sudamérica. Tras 18 largos años fuera de España, el almirante toma la decisión de retornar a su tierra en una flota formada por cuatro fragatas, entre ellas, Las Mercedes. Siendo esta última la que debía de capitanear, Diego, embarcó a su mujer y a sus ocho hijos. Pero por caprichos del destino, la enfermedad de su superior le hizo embarcarse, junto a su hijo mayor, en otro de los barcos.
Estando ya cerca de las tan añoradas costas gaditanas, los ingleses atacan a la flota española, Diego de Alvear, mientras luchaba por sobrevivir, ve impotente como su mujer y sus siete hijos morían al hundirse Las Mercedes, y con ellos, además, toda su fortuna.
Trágica historia que incluso llegó a impresionar al mismo rey británico Enrique III, que se desplazo a Plymouth donde se encontraba cautivo el almirante y lo indemnizó, siendo éste un hecho histórico en la historia militar.
Pues bien, como hemos mencionado anteriormente, fue en el año 2007 cuando la empresa estadounidense Odyssey extrajo del fondo del mar tan valioso tesoro, valorado en 500 millones de dólares.
Actualmente, mientras que el Gobierno español reclama ante los tribunales de Tampa (Florida) el tesoro de la fragata, los descendientes de Diego de Alvear luchan por el reconocimiento de su memoria, dejando a un lado cualquier pretensión económica.
Es ahora José maría Moncasi de Alvear, el portavoz de los familiares del almirante, el que recuerda como fue su abuela, la extremeña Antonia Zambrano, la que les inculcó el carácter luchador y el incondicional amor por sus descendientes. Estaba casada con José María de Alvear, que encontró su final en la Guerra Civil a los 36 años de edad, dejándola sola y con el cometido de mantener su legado.
La familia de Antonia contaba con un gran prestigio en Llerena, en ella recayó la fundación y patronato del Convento de Santa Ana que aun hoy sigue preservando, además de ser también la propietaria de lo que actualmente es la Hospedería de Llerena.
Actualmente y recorriendo todas las autonomías se encuentra la campaña de firmas Mi Voto a España, que la familia Alvear ha creado con el objetivo de hacer llegar su disconformidad sobre el expolio del Odyssey al continente americano. Apoyándolos se encuentran muchos de los descendientes de los marinos de Las Mercedes y aunque son los menos, también hay algunos que han aceptado la promesa de la empresa estadounidense del 20% de lo que les hubiese correspondido a sus familiares.
No debemos olvidar que la historia del almirante Alvear es una de las muchas que encierra Las Mercedes, por ello, desear desde aquí que pronto, el tesoro de la fragata descanse donde le corresponde.
