SER vaca es duro, pero además pertenecer a la raza berrenda lo es mucho más. Durante generaciones, esta variedad se ha ocupado de las labores más penosas. Mientras sus 'primas' retintas vivían apaciblemente en el campo hasta el momento de su sacrificio, ellas se dedicaban a las labores de tiro y arrastre.
Era lo que mejor hacían, no producían tanta leche ni tanta carne como el resto, pero a cambio tenían más fuerza. Le tocaba por tanto tirar de las carretas y en algunos casos hasta arar. Son animales de tamaño medio-grande, apariencia tranquila y porte noble. Luego llegaron los tractores y la maquinaria agrícola, y, como pasó con otras tantas especies ganaderas, estuvo a punto de desaparecer. De hecho, todavía está considerada como especie con protección especial dentro de las que están en peligro de extinción, ya que se cree que en España hay menos de 5.000 ejemplares actualmente.
Todo este tiempo han estado sobreviviendo ligadas a las funciones tradicionales de la lidia, tanto en extensivo como en la propia plaza. Es decir, buena parte de los cabestros que acompañan a los toros bravos en San Fermín y en el resto de los encierros españoles son toros berrendos castrados y domesticados, en mayor o menor grado de pureza racial.
Los de Florito
También lo son los animales que salen a las plazas de toros para devolver a los corrales a los astados inválidos. Entre ellos los famosos cabestros de Florito, mayoral de la madrileña plaza de toros de Las Ventas.
En el campo, sus trabajos pasan también por ayudar en el manejo del ganado bravo en labores como la tienta de los animales.
Otro de los usos que siguen teniendo estos animales es tirar de las famosas carretas que llevan a los peregrinos a la romería del Rocío cada año.
Por si tuviera pocos problemas, la especie berrenda sufre además una confusión que la hace un poco menos visible para el gran público. El término 'berrendo' se usa normalmente para designar a cualquier vacuno manchado de dos colores, incluso los toros bravos. Algunos olvidan que también es una raza con unas determinadas condiciones morfológicas y prototipo racial, cuya capa bicolor es solamente una de sus características. De hecho, hay dos variedades fundamentales de berrenda, en negro y en colorado, dependiendo del color de la capa.
Pero no todo son desgracias para el berrendo. Un puñado de ganaderos sigue defendiendo la viabilidad económica de esta raza. De no existir, se hubiera perdido mezclándose con otras variedades. Además, en los últimos tiempos, se ha logrado que su carne sea apreciada.
No hay que olvidar que se trata de una raza autóctona española, que está especialmente asentada en Andalucía, Castilla y León y Extremadura. Es una raza común asentada en diferentes comunidades, aunque hay quien ha querido ver algunas diferencias entre ellas. Incluso, no falta quien habla de berrenda extremeña, andaluza...
Chuletón
En nuestra región, los ganaderos que defiende a estos bóvidos están englobados en la Asociación Extremeña de Criadores de la raza Berrenda, organización creada en el año 1997. Por el momento viene agrupando a 25 ganaderos, que poseen un millar de ejemplares.
Uno de estos profesionales es Francisco Ruiz, quien defiende la viabilidad de la cría de esta raza. «Somos conscientes de que no podemos competir en cantidad de carne con otras razas importadas, como puede ser el caso de la limusina o la charolesa. Pero sí que creo que podemos competir en calidad, sobre todo sustentándose en el célebre chuletón de buey».
Además, Ruiz ve más utilidades a esta raza basándose en otros factores. Por ejemplo, cuenta que la demanda de animales de esta raza es enorme para tirar de las carretas que marchan a la Romería de El Rocío.
A pesar de ser una raza autóctona y estar considerada en extinción, lo cierto es que no cuentan con ayudas específicas para su crianza. «Ojalá las tuviéramos, es una pelea constante que tenemos. Se puede optar a ayudas específicas por alguna otra línea, como las que hay para la compra de animales en subastas y otras parecidas, pero no hay ninguna específica para este tipo concreto de ganado», incide Julio Sánchez Ocaña, presidente de la Asociación Extremeña de Criadores.
A pesar de ello, parece que el berrendo tiene su futuro asegurado, al menos en Extremadura.
