Misterio, el muerto que estaba vivo

Misterio, el muerto que estaba vivo - Granja de Torrehermosa

Una investigación del Cuerpo Nacional de Policía permitía localizar en Ávila a un extremeño, desaparecido desde hace 27 años en Córdoba y al que la Justicia dio por fallecido hace 17. Se trata de Adriano Zamorano Patilla, de 65 años, natural de Granja de Torrehermosa, quien se encuentra ingresado desde hace varias semanas en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Provincial abulense.

Después de numerosas pesquisas, dificultadas por testimonios erróneos dado que Adriano tiene sus facultades mentales mermadas, los agentes han logrado identificarle mediante procedimientos lofoscópicos, tras cotejar la huella de su índice izquierdo con la que figura en los archivos del DNI, según confirmó ayer la Subdelegación del Gobierno en Avila.

El caso ha salido a la luz a partir de una investigación de este departamento de la Policía Judicial, que ha permitido identificar a Adriano, 27 años después de su desaparición y al que la Justicia dio oficialmente por fallecido diez años más tarde.

Las averiguaciones comenzaron a finales de abril a instancias del Juzgado de Instrucción número 3 de Ávila, después de que varios agentes acudieran al Hospital Provincial para colaborar en la filiación de un hombre indocumentado.

PROBLEMA MENTAL Al tener sus facultades mentales mermadas, no aportaba datos fiables sobre su identidad y se expresaba de manera incoherente, hasta el punto de decir que se llamaba Misterio, un nombre que no fue localizado en las bases de datos de la policía, de ahí que se procediera a tomarle la reseña dactilar voluntaria.

Tras numerosas pesquisas, los agentes lograron localizar a tres posibles hermanos, uno de los cuales desveló que tenían un cuarto hermano que se llamaba Adriano, desaparecido hace años, y que se había realizado la Declaración de Fallecimiento.

Añadió que fue una hermana la que realizó todos los trámites, incluida la denuncia de su desaparición, en agosto de 1983, aportando su número de DNI.

Al no figurar ningún Adriano Zamorano Patilla en la actual base de datos, se solicitó a la Unidad de Documentación de Españoles Archivo (UDEA) imágenes de las huellas dactilares de la ficha del DNI de Adriano, lo que ha permitido identificar a dicha persona mediante procedimientos lofoscópicos. Así ha sido posible descubrir que se trata de Adriano Zamorano, nacido el 10 de abril de 1946 en Granja de Torrehermosa, y que es hijo de José y Edelmira, con último domicilio conocido en la calle Hermanos Luján de Córdoba, ciudad en la que se denunció su desaparición.

Después de 27 años desaparecido y 17 muerto a efectos legales, la Brigada Provincial de Policía Científica de la Comisaría de Ávila ha comunicado a su familia la aparición de Adriano.

LA LOFOSCOPIA El proceso científico de identificación que se ha llevado a cabo en el caso de Adriano es usado habitualmente por la policía. La lofoscopia es el estudio de los dibujos lineales que se presentan en las caras y en los bordes de las manos y los pies de todo ser humano. Estos dibujos o rugosidades también son conocidos como crestas papilares. No existen dos crestas papilares iguales, por lo tanto cada individuo tiene unos dibujos particulares diferentes a los del resto de cualquier ser humano.

La lofoscopia se clasifica o subdivide, según la región del cuerpo que se estudie, en tres partes: dactiloscopia, quiroscopia y pelmatoscopia.

En el caso de Adriano se ha aplicado la quiroscopia, que es la parte de la lofoscopia que se dedica al estudio de los dibujos de crestas papilares en las palmas de las manos. También la microlofoscopia estudia de una forma microscópica las impresiones papilares para establecer su originalidad.

Lofoscopia proviene de dos vocablos griegos lofos (cresta, relieve, saliente, promontorio) y skopia (observar). Etimológicamente es observación de crestas papilares. Finalmente, la familia de Adriano le debe su localización a la pericia de la policía y a este procedimiento científico.

Fuente: El Periódico Extremadura 

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